"Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero." (Apocalipsis 7:10)
Algunas personas ven la salvación como algo inalcanzable. Ven sus errores y la maldad en el mundo y concluyen que es imposible salvarse. Un hombre me dijo una vez con tristeza: "Dios es santo y nosotros somos pecadores. Es muy difícil salvarse."
Estas palabras reflejan un sentimiento común. Muchos creen que la salvación depende de cuán buenos sean, pero la Biblia nos da una respuesta esperanzadora: la salvación no se gana, se recibe. En Apocalipsis, Juan describe una multitud redimida que proclama con gozo que la salvación pertenece a Dios. No es un logro humano, sino un regalo divino.
Elena de White lo expresa así: "La cruz de Cristo será la ciencia y el canto de los redimidos durante toda la eternidad." (El conflicto de los siglos, p. 709). Los salvos no celebran su esfuerzo, sino la gracia de Dios. Jesús ya pagó el precio en la cruz. Solo necesitamos aceptarlo con fe.
Si alguna vez has sentido que no eres lo suficientemente bueno para salvarte, recuerda que no depende de tu capacidad, sino del amor de Dios. No vivas con la carga de intentar ganar la salvación con tus fuerzas.
Invitación:
Descansa en la obra de Cristo. Acepta hoy el regalo de la salvación y vive con la certeza de que Dios ha hecho todo por ti.