Culto

Vespertino

20 de abril
La adoración que agrada a Dios
"Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él." (Génesis 4:7)
Desde el principio, la adoración ha sido clave en la relación entre Dios y el ser humano. Caín y Abel ofrecieron sacrificios, pero solo uno fue aceptado. Abel llevó un cordero, en obediencia al sistema de sacrificios que apuntaba a Cristo. Caín, en cambio, trajo frutos de la tierra, el resultado de su propio esfuerzo. Su ofrenda carecía del elemento más importante: la fe en la sangre del Redentor.

Dios no rechazó a Caín por capricho, sino porque su adoración era incompleta. No podemos acercarnos a Dios a nuestra manera, sino según su voluntad. En lugar de corregir su actitud, Caín se dejó dominar por el enojo y el orgullo, lo que finalmente lo llevó al primer asesinato de la historia.

Elena de White lo expresa así: "Caín y Abel representan dos clases de adoradores: los que confían en sus propios méritos y los que dependen de los méritos de Cristo" (Patriarcas y Profetas, pág. 66).

Hoy en día, estos dos tipos de adoradores siguen existiendo:
🔹 Los que rinden su vida completamente a Dios, con fe genuina.
🔹 Los que intentan adorarlo bajo sus propios términos, sin entrega real.


Dios sigue preguntando: ¿Qué tipo de adorador eres? Reflexiona:
🔹 ¿Tu adoración es sincera y basada en la fe?
🔹 ¿O es solo una rutina sin verdadera entrega?


No permitas que el pecado se "agazape en la puerta" de tu vida. Decide hoy ser un adorador verdadero, confiando en Cristo y obedeciendo su Palabra.

Invitación:
Dios busca adoradores en espíritu y verdad. Examina tu corazón y entrégate por completo a Él.
Resumen y Compromiso
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