Culto

Vespertino

30 de abril
El Dios que libra y bendice
"Bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tu mano." (Génesis 14:20)
La vida cristiana es una batalla constante. A diario enfrentamos desafíos espirituales, pruebas y conflictos que parecen superar nuestras fuerzas. Sin embargo, la Escritura nos asegura que no luchamos solos. Dios, nuestro gran Libertador, pelea por nosotros y nos bendice cuando le somos fieles.

La historia de Abraham y Lot es un ejemplo de cómo Dios actúa a favor de su pueblo. Lot fue capturado por reyes poderosos y parecía no tener escapatoria. Pero Abraham, con apenas 318 hombres, decidió enfrentarse a ejércitos más grandes y poderosos. Desde una perspectiva humana, la victoria era imposible. Pero Dios luchó por él y le entregó la victoria.

Elena de White nos recuerda: "Los ángeles del cielo son comisionados para acompañar a los que Dios usa como instrumentos para bendición de otros" (Patriarcas y Profetas, pág. 115).

Dios también nos llama a interceder por aquellos que están en peligro espiritual, así como Abraham actuó en favor de Lot. No podemos ignorar la lucha de quienes amamos. ¿Tienes un ser querido que necesita volver a Dios? Ora e intercede por él. No importa qué tan grande sea el obstáculo, si permanecemos en Él, nos guiará al triunfo. Melquisedec bendijo a Abraham, quien en gratitud le entregó el diezmo. Sin embargo, Abraham rechazó las riquezas del rey de Sodoma porque sabía que su verdadera prosperidad venía solo de Dios.

Enfrentar batallas con Dios a nuestro lado nos da la certeza de la victoria. A veces, las pruebas parecen interminables, pero Dios no nos ha abandonado. Él está peleando por nosotros, incluso cuando no lo vemos.

Reflexión Final:
Cuando confiamos en Dios, no hay enemigo que pueda derrotarnos. Su bendición es mayor que cualquier tesoro terrenal. Hoy, entrégale tus luchas y confía en su victoria.
Resumen y Compromiso
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