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Culto

Vespertino

04 de Abril
La gloria que alejamos
“Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová.” Ezequiel 10:4
Este capítulo comienza mencionando que Dios manda a un querubín, un ángel importantísimo que resguardaba a los seres creados de la gloria de Dios, diciendo: “llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines y espárcelos sobre la ciudad” (v. 2). Este suceso profetizaba la destrucción de Jerusalén y cómo sería quemada a manos de los babilonios.

Que tristeza saber que el pueblo una vez escogido por Dios para llevar luz sería destruido y llevado al exilio. Durante toda la historia, el Señor protegió a su pueblo, lo hizo prosperar, pero ellos habían dado la espalda a su Creador y Sustentador.

Y desde el versículo 18 en adelante encontramos lo que menos queríamos que pasara: la gloria de Dios comienza a abandonar el templo y la ciudad. Parece ser que es Dios quien se aleja, quien le da la espalda a su pueblo, pero es el mismo pueblo de Dios quien con sus actos de maldad está echando a Dios de su ciudad.

Y muchas veces usted y yo somos así. Creemos que Dios es quien nos abandona, cuando en realidad somos nosotros quienes, con nuestras palabras, pensamientos y acciones estamos expulsando al Señor de nuestra mente, de nuestra vida entera. Dejamos de lado la oración, nuestro estudio de su Santa Palabra y la misión para dar lugar a actividades que lo único que hacen es separarnos de Dios, traernos emociones y sentimientos efímeros, cuando Dios nos puede traer paz y felicidades eternas.

Mi reflexión
No expulsemos a Dios de nuestra vida, al contrario, mantengámonos conectados a él y así podamos seguir siendo bendecidos con su presencia actuando en nuestras vidas.
Resumen y Compromiso
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