“He aquí, yo estoy contra ti, dice Jehová de los ejércitos; y levantaré tus faldas sobre tu rostro, y mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza." Nahúm 3:5
En el capítulo 3 de Nahúm, el profeta describe las razones de la destrucción de Nínive, de las cuales la crueldad era la razón principal. En los monumentos asirios se ven muchísimos ejemplos de cómo los cautivos eran desollados vivos, decapitados, empalados o colgados por pies y manos para que murieran en una lenta tortura.
Estas y otras prácticas inhumanas revelan la crueldad de esta nación. En sus inscripciones reales continuamente se manifiesta gozo por el número de enemigos muertos, por los cautivos capturados, las ciudades arrasadas y saqueadas, las tierras devastadas y los árboles frutales destruidos.
El profeta predice que Nínive sufriría la ignominia y el maltrato de las naciones que la sojuzgarían de la misma crueldad con la que trató a sus semejantes. Es evidente que se cumple el refrán que dice que se cosecha lo que se siembra. Más adelante, por medio de una pregunta retórica, el profeta Nahúm indica que nadie se compadecería de Nínive ya que merecía ser castigada por todos sus pecados.
Las naciones mencionadas como Egipto, Etiopía y Tebas correrían la misma suerte que Nínive al alejarse de Dios y pecar desenfrenadamente. Así sucede cuando nos alejamos de Dios que es la fuente inagotable de amor, misericordia y bendición. El poder de estas naciones, al parecer con recursos ilimitados, incluso aliados en contra de Dios, no las salvaría del cautiverio futuro, fruto de su distanciamiento del Dios verdadero. La arqueología ha demostrado con suma claridad que la profecía se cumplió literalmente de forma catastrófica.
Aunque los asirios reunieran ejércitos tan numerosos como las langostas no les serviría de nada. El profeta termina su mensaje con una nota de certeza y decisión. No es que el amor y la misericordia de Dios se hubieran acabado. Es que el ser humano ha rechazado constantemente la oportunidad de ser salvado por Dios.
Llamado:
Por lo tanto, esta noche es un momento oportuno para acercarnos a Dios, contritos y arrepentidos, y de esta manera comprobar el inagotable amor de Dios por el ser humano. Acepta la salvación hoy mismo. Haz tu oración.