"Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar."
(Éxodo 4:12)
Moisés continuaba sintiéndose inseguro respecto al llamado de Dios. A pesar de haber visto la zarza ardiente y haber escuchado la voz divina, todavía tenía dudas y objeciones. Preguntó:
•"¿Y si no me creen?" (Éxodo 4:1)
•"Yo no soy elocuente." (Éxodo 4:10)
•"Señor, envía a otro." (Éxodo 4:13)
Sin embargo, Dios no permitió que las excusas de Moisés detuvieran Su propósito. Le dio señales milagrosas (la vara convertida en serpiente, la mano leprosa sanada y el agua convertida en sangre) para demostrar Su poder (Éxodo 4:2-9).
Cuando Moisés mencionó su falta de elocuencia, Dios le recordó que Él mismo había creado la boca del hombre y le aseguró: "Yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que debes decir" (Éxodo 4:12). Y aun cuando Moisés insistió en su debilidad, Dios, en Su paciencia, le dio a Aarón como portavoz.
Este capítulo nos enseña que:
• Dios no busca personas perfectas, sino corazones dispuestos.
• Él provee todo lo necesario para cumplir Su llamado.
•Cuando sentimos temor, debemos recordar que no dependemos de nuestra capacidad, sino del poder de Dios.
Tal vez hoy, como Moisés, sientas que no eres lo suficientemente fuerte, sabio o talentoso para la misión que Dios te ha dado. Pero recuerda: Dios no elige a los capacitados; Él capacita a los que elige.
"El Señor escogió a Moisés para que llevara a cabo su propósito, y aunque él sentía su incapacidad, Dios lo dotó de la sabiduría y la fortaleza necesarias para cumplir la obra."
(Patriarcas y Profetas, p. 245)
Oración:
Señor, ayúdame a confiar en que, si Tú me llamas, también me capacitarás. No quiero poner excusas ni dejarme dominar por el miedo. Enséñame a depender de Ti y a caminar con fe. Amén.