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Culto

Vespertino

20 de Abril
El Orgullo Derrocado y la Soberanía de Dios
"Por tanto, así dice el Señor omnipotente: Yo estoy contra ti, Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como sube el mar su oleaje." Ezequiel 26:3 (NVI)
Visualiza una majestuosa fortaleza construida en una isla, representando la ciudad de Tiro. Esta fortaleza, imponente y aparentemente inquebrantable, es un símbolo del orgullo y la autosuficiencia. Sin embargo, Ezequiel 26 nos presenta la imagen de las olas del mar, simbolizando las naciones que se levantarán contra Tiro, demostrando que ningún orgullo humano puede resistir la marea de la soberanía divina.

La Ilusión del Orgullo Humano: La ciudad de Tiro simboliza la confianza en la fortaleza humana y la autosuficiencia. La lección teológica destaca la ilusión del orgullo, recordándonos que ninguna fortaleza construida por el hombre puede resistir el poder de Dios. Nuestro verdadero refugio y seguridad deben encontrarse en Él.

La Ilusión del Orgullo Humano: La ciudad de Tiro simboliza la confianza en la fortaleza humana y la autosuficiencia. La lección teológica destaca la ilusión del orgullo, recordándonos que ninguna fortaleza construida por el hombre puede resistir el poder de Dios. Nuestro verdadero refugio y seguridad deben encontrarse en Él.

La Soberanía Incontestable de Dios: La imagen de las naciones como las olas del mar señala la soberanía de Dios sobre las naciones y su capacidad para dirigir los acontecimientos de la historia. En nuestra vida cotidiana, esta lección nos insta a confiar en la soberanía de Dios, reconociendo que Él está por encima de cualquier situación y tiene el control último.

La Necesidad de la Humildad y Arrepentimiento: Aunque Tiro enfrenta juicio, la puerta a la esperanza está abierta a través del arrepentimiento. La lección teológica nos muestra que, incluso en medio del juicio divino, Dios anhela que su pueblo se vuelva a Él con humildad y arrepentimiento. Esta es una invitación a reconocer nuestra dependencia de Dios y a buscar una relación restaurada con Él.

Reflexión:
Este devocional nos desafía a examinar nuestros propios lugares de orgullo y autosuficiencia, recordándonos que ninguna fortaleza humana puede resistir la marea de la soberanía divina. El llamado final es a abrazar la humildad, reconocer la soberanía incontestable de Dios y buscar la restauración a través del arrepentimiento. Que cada uno de nosotros encuentre en Dios nuestro refugio inquebrantable y confíe en Su dirección soberana en cada área de nuestras vidas.
Resumen y Compromiso
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