La violencia, la corrupción y el pecado parecen dominar el mundo actual. A pesar de los esfuerzos por mejorar la sociedad, la maldad sigue aumentando. En los días de Noé, la situación era aún peor. Dios vio que la humanidad estaba completamente corrompida y que el pecado no tenía freno. Sin embargo, en medio de la oscuridad, hubo un hombre que halló gracia ante los ojos del Señor.

Noé fue llamado a construir el arca, no solo para salvarse a sí mismo, sino también para ofrecer refugio a su familia y a quienes aceptaran el llamado. Pero la mayoría rechazó la advertencia. Se burlaron de la predicación de Noé y endurecieron sus corazones. Cuando llegó el Diluvio, solo los que obedecieron la voz de Dios encontraron salvación en el arca.